Beatificação, Tiago de Ghazir , 28 giugno 2008, Beirut

MENSAGEM DO CARDEAL JOSÉ SARAIVA MARTINS
POR OCASIÃO DA BEATIFICAÇÃO DE TIAGO DE GHAZIR 
FUNDADOR DA CONGREGAÇÃO DAS IRMÃS
FRANCISCANAS DA CRUZ NO LÍBANO

Beirute, 22 de Junho de 2008

 

1. A beatificação de Abuna Yaaqub, unida à recordação dos santos libaneses Charbel, Rafqa e Hardini, evoca toda a verdade e beleza das palavras de João Paulo II quando dizia: "A santidade é a via-mestra para os crentes do terceiro milénio" (cf. Catequese, 16.5.2001). As histórias dos santos libaneses, às quais se acrescenta hoje esta particular do novo Beato, narram sobre homens e mulheres que, obedecendo ao desígnio divino, às vezes tiveram que enfrentar provações e sofrimentos indescritíveis. Mas, como nos recordou o Papa Bento XVI: "Cada forma de santidade, embora seguindo caminhos diferentes, passa sempre pela via da cruz, a via da renúncia a si mesmo" (Homilia, 1.11.2006). Deste modo, é-nos oferecida uma chave de leitura para interpretar toda a nossa vida. A santidade não ignora e não evita a cruz, a renúncia, o dom de si.OBeatoAbunaYaaqub acreditou verdadeiramente, por isso ensinava: "Não há céu sem cruz. Desejar o céu sem sofrimento, é como querer comprar mercadorias sem pagar".

Aprendamos portanto hoje, outra vez, do testemunho do novo Beato, que é apresentado como exemplo, que só com esta condição a santidade pode realmente tornar-se a nossa aspiração comum e realizar no homem o verdadeiro ideal da felicidade, tão frequentemente mal entendido e confundido, no nosso século, com ídolos ultrapassados que só podem entristecer o homem.

2. O Santo Padre Bento XVI ensina-nos que os beatos e os santos nos mostram o caminho para nos tornarmos felizes e nos ensinam o que não é pouco como podemos ser pessoas verdadeiramente humanas, precisamente porque não procurámos "obstinadamente a própria felicidade, mas simplesmente quisemos doar-nos, porque fomos alcançados pela luz de Cristo" (Discurso, 20.8.2005).

Caríssimos irmãos e irmãs, eis o Beato Tiago de Ghazir que vem ao nosso encontro hoje e nos confirma a validade de uma mensagem que a Igreja desde tempos imemoráveis consolidou e transmitiu às várias gerações que se seguiram nos dois mil anos da sua história: a única forma de felicidade possível é exactamente a santidade. Uma mensagem decisiva a qual somos convidados a reconhecer nas vidas e nos rostos dos Santos e Beatos que com a sua obra contínua contribuem para formar o mais verdadeiro e precioso tesouro "da Igreja e de quantos estão em busca da verdade e da perfeição evangélica"(Bento XVI, Mensagem, 24.4.2006).

3. O dom de um novo Beato à Igreja libanesa é um sinal de esperança nas extraordinárias possibilidades deste amado país, de profundas raízes bíblicas. Ao olhar para o Beato Tiago, podemos descobrir e fazer crescer e amadurecer os germes de santidade que estão em nós. Compararmo-nos com ele faz-nos entender melhor que Deus não está habituado a aceitar derrotas em relação à fragilidade humana. Abuna Yaaqub, que se une aos santos e mártires do Vale Santo, São Charbel, Santa Rafqa e Santo Hardini, é para o Líbano e para os libaneses um fascinante sinal de reconciliação e de paz, que vem à terra aos homens que Deus ama como nos recorda o Evangelho do nascimento de Cristo em união com o convite a olhar a realidade com os olhos da fé, para ter neles a luz necessária para superar as divisões, reforçar o diálogo, a solidariedade, a promover o bem, para aliviar os sofrimentos, para levar consolação e esperança para viver, no sinal da santidade, esta nova era de serenidade e de paz.

 

 

PALABRAS DEL CARDENAL JOSÉ SARIAVA MARTINS 
AL FINAL DE LA CEREMONIA DE BEATIFICACIÓN 
DE SANTIAGO DE GHAZIR FUNDADOR DE LAS HERMANAS
FRANCISCANAS DE LA CRUZ DE LÍBANO


Plaza de los Mártires, Beirut, Líbano
Domingo 22 de junio de 2008

 

La beatificación de Abuna Yaakub, juntamente con el recuerdo de los santos libaneses Charbel, Rafka y Hardini, evoca toda la verdad y la belleza de las palabras de Juan Pablo II: "La santidad es el camino real para los creyentes del tercer milenio" (Catequesis en la audiencia general del 16 de mayo de 2001: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 18 de mayo de 2001, p. 20).

Las vidas de los santos libaneses, a las que se añade hoy la de este nuevo beato, nos presentan a hombres y mujeres que, obedeciendo al plan de Dios, afrontaron a veces pruebas y sufrimientos indescriptibles. Pero, como nos recordó el Papa Benedicto XVI: "Toda forma de santidad, aun siguiendo sendas diferentes, pasa siempre por el camino de la cruz, el camino de la renuncia a sí mismo" (Homilía en la solemnidad de Todos los Santos1 de noviembre de 2006: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 3 de noviembre de 2006, p. 12).

De este modo se nos ofrece una clave de lectura para interpretar toda nuestra vida. La santidad no ignora y no evita la cruz, la renuncia, la entrega. El beato Abuna Yaakub creyó de verdad en ello; por eso, enseñaba: "No hay cielo sin cruz. Quien quiere el cielo sin sufrimiento, es como quien quiere comprar mercancías sin pagar".

Así pues, aprendamos hoy, una vez más, del testimonio del nuevo beato, que se nos presenta como ejemplo, que sólo con estas condiciones la santidad puede realmente llegar a ser nuestra aspiración común y realizar en el hombre el verdadero ideal de felicidad, tan frecuentemente malentendido y sustituido, en nuestro siglo, con ídolos cansados que no pueden menos de entristecer al hombre.

El Santo Padre Benedicto XVI nos enseña que los beatos y los santos nos muestran el camino para llegar a ser felices y nos dan a conocer una verdad importante: las personas realmente santas lo han sido precisamente porque "no han buscado obstinadamente su propia felicidad, sino que han querido simplemente entregarse, porque han sido alcanzados por la luz de Cristo" (Homilía en la vigilia de oración de la Jornada mundial de la juventud20 de agosto de 2005: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 26 de agosto de 2005, p. 11).

Queridos hermanos y hermanas, hoy el beato Santiago de Ghazir nos sale al encuentro y nos confirma la validez de un mensaje que la Iglesia desde tiempo inmemorial ha consolidado y transmitido a las diversas generaciones que se han sucedido en los dos mil años de su historia: la única forma posible de felicidad es precisamente la santidad. Estamos invitados a captar este mensaje decisivo en la vida y en el rostro de los santos y de los beatos que, con su obra continua, contribuyen a formar el tesoro más verdadero y precioso "de la Iglesia y de todos los que buscan la verdad y la perfección evangélica" (Mensaje del Papa Benedicto XVI, 24 de abril de 2006: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 5 de mayo de 2006, p. 6).

El don de un nuevo beato a la Iglesia libanesa es un signo de esperanza en las extraordinarias posibilidades de este amado país, que tiene profundas raíces bíblicas. Contemplando al beato Santiago, podemos descubrir, hacer crecer y madurar las semillas de santidad que hay en nosotros. Confrontarnos con él nos ayuda a comprender mejor que Dios no suele sufrir derrotas ante la fragilidad humana. Abuna Yaakub, que se añade a los santos y mártires del Valle Santo —san Charbel, santa Rafka, san Hardini— es para el Líbano y para los libaneses un signo admirable de reconciliación y de paz, de la paz que viene a la tierra a los hombres que Dios ama, como nos recuerda el evangelio del nacimiento de Cristo, así como una invitación a mirar la realidad con los ojos de la fe, a fin de tener en ellos la luz necesaria para superar las divisiones, para fortalecer el diálogo y la solidaridad, para promover el bien, para aliviar los sufrimientos, para llevar consuelo y esperanza para vivir, en el signo de la santidad, esta nueva era de serenidad y de paz.