Jacques Ghazir Haddad

(1875-1954)

Beatificazione:

- 22 giugno 2008

- Papa  Benedetto XVI

Ricorrenza:

- 26 giugno

Sacerdote cappuccino, fondatore della congregazione religiosa delle Suore Francescane della Croce del Libano

  • Biografia
  • omelia di beatificazione
“Chi vuole il cielo senza sofferenza, è come chi vuole comprare merci senza pagare”

 

 

Abuna Yaaqub El-Haddad was born on 1 February 1875, in Ghazir, Lebanon, the third of five children. He attended school in Ghazir and then the College de la Sageese in Beirut, where he studied Arabic, French and Syriac.

In 1892 he went to Alexandria, Egypt, to teach Arabic at the Christian Brothers' College, and there he felt the call to the priesthood. He entered the Capuchin Convent in Khashbau the next year. He was ordained a priest on 1 November 1901 in Beirut, Lebanon.

As an itinerant preacher from 1903 to 1914 he walked all over Lebanon proclaiming the Word of God and was given the name "the Apostle of Lebanon". He was also seen preaching in Syria, Palestine, Iraq and Turkey.

In 1919 he bought a piece of land on the hill of Jall-Eddib, north of Beirut, where he built a chapel dedicated to Our Lady of the Sea. Nearby he erected a great Cross.

Fr Jacques was tireless, he would help anyone in need following in the footsteps of St Francis of Assisi. In 1920, to assist him in this mission to help the sick and the poor, he founded the Franciscan Sisters of the Holy Cross of Lebanon.

The modest work of Fr Jacques aroused the people's admiration, many poor and sick people began to go to the "Cross" and Fr Jacques would welcome them all. In 1950 the "Cross" became exclusively a psychiatric hospital, one of the most modern in the Near East. The movement of charity began to spread throughout Lebanon and Fr Jacques and his Sisters multiplied their works of social assistance.

In 1933 he opened the House of the Sacred Heart in Deir el-Kamar, a girls' orphanage, which later became an asylum for the chronically ill. In 1948 he opened the Hospital of Our Lady for the aged, the chronically ill and the paralyzed. In 1949 St Joseph's Hospital became one of the most important medical centres of the capital.

It was followed in 1950 by St Anthony's House in Beirut for beggars and vagabonds whom the police found on the streets and Providence House for homeless girls.

Even though Fr Jacques was very busy with the hospital mission, he and his Sisters carried on the important work of education and opened several schools as well as an orphanage for 200 girls.

Fr Jacques was worn out by vigils, fatigue and travel. Although he suffered from numerous illnesses, became almost completely blind and was stricken with leukemia, he did not stop blessing God and working. He was lucid to the end, his last hours were an uninterrupted series of prayers invoking the Cross and the Virgin Mary until he died on 26 June 1954 in Lebanon.

His cause for Beatification was introduced in February 1979; on 24 February 1979, His Holiness Pope John Paul II signed the Decree of Introduction of the Cause for Beatification.

On Sunday, 22 June 2008, he was beatified during a special Mass in Beirut by Cardinal José Saraiva Martins, C.M.F., Prefect of Congregation for the Causes of Saints.

Since Bl. Haddad's death additional hospitals have opened to assist those injured during the war and to assist the Kabr-Chemoun region where medical services were scarce.

PALABRAS DEL CARDENAL JOSÉ SARIAVA MARTINS
AL FINAL DE LA CEREMONIA DE BEATIFICACIÓN
DE SANTIAGO DE GHAZIR FUNDADOR DE LAS HERMANAS
FRANCISCANAS DE LA CRUZ DE LÍBANO


Plaza de los Mártires, Beirut, Líbano
Domingo 22 de junio de 2008

 

La beatificación de Abuna Yaakub, juntamente con el recuerdo de los santos libaneses Charbel, Rafka y Hardini, evoca toda la verdad y la belleza de las palabras de Juan Pablo II: "La santidad es el camino real para los creyentes del tercer milenio" (Catequesis en la audiencia general del 16 de mayo de 2001: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 18 de mayo de 2001, p. 20).

Las vidas de los santos libaneses, a las que se añade hoy la de este nuevo beato, nos presentan a hombres y mujeres que, obedeciendo al plan de Dios, afrontaron a veces pruebas y sufrimientos indescriptibles. Pero, como nos recordó el Papa Benedicto XVI: "Toda forma de santidad, aun siguiendo sendas diferentes, pasa siempre por el camino de la cruz, el camino de la renuncia a sí mismo" (Homilía en la solemnidad de Todos los Santos, 1 de noviembre de 2006: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 3 de noviembre de 2006, p. 12).

De este modo se nos ofrece una clave de lectura para interpretar toda nuestra vida. La santidad no ignora y no evita la cruz, la renuncia, la entrega. El beato Abuna Yaakub creyó de verdad en ello; por eso, enseñaba: "No hay cielo sin cruz. Quien quiere el cielo sin sufrimiento, es como quien quiere comprar mercancías sin pagar".

Así pues, aprendamos hoy, una vez más, del testimonio del nuevo beato, que se nos presenta como ejemplo, que sólo con estas condiciones la santidad puede realmente llegar a ser nuestra aspiración común y realizar en el hombre el verdadero ideal de felicidad, tan frecuentemente malentendido y sustituido, en nuestro siglo, con ídolos cansados que no pueden menos de entristecer al hombre.

El Santo Padre Benedicto XVI nos enseña que los beatos y los santos nos muestran el camino para llegar a ser felices y nos dan a conocer una verdad importante: las personas realmente santas lo han sido precisamente porque "no han buscado obstinadamente su propia felicidad, sino que han querido simplemente entregarse, porque han sido alcanzados por la luz de Cristo" (Homilía en la vigilia de oración de la Jornada mundial de la juventud, 20 de agosto de 2005: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 26 de agosto de 2005, p. 11).

Queridos hermanos y hermanas, hoy el beato Santiago de Ghazir nos sale al encuentro y nos confirma la validez de un mensaje que la Iglesia desde tiempo inmemorial ha consolidado y transmitido a las diversas generaciones que se han sucedido en los dos mil años de su historia: la única forma posible de felicidad es precisamente la santidad. Estamos invitados a captar este mensaje decisivo en la vida y en el rostro de los santos y de los beatos que, con su obra continua, contribuyen a formar el tesoro más verdadero y precioso "de la Iglesia y de todos los que buscan la verdad y la perfección evangélica" (Mensaje del Papa Benedicto XVI, 24 de abril de 2006: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 5 de mayo de 2006, p. 6).

El don de un nuevo beato a la Iglesia libanesa es un signo de esperanza en las extraordinarias posibilidades de este amado país, que tiene profundas raíces bíblicas. Contemplando al beato Santiago, podemos descubrir, hacer crecer y madurar las semillas de santidad que hay en nosotros. Confrontarnos con él nos ayuda a comprender mejor que Dios no suele sufrir derrotas ante la fragilidad humana. Abuna Yaakub, que se añade a los santos y mártires del Valle Santo —san Charbel, santa Rafka, san Hardini— es para el Líbano y para los libaneses un signo admirable de reconciliación y de paz, de la paz que viene a la tierra a los hombres que Dios ama, como nos recuerda el evangelio del nacimiento de Cristo, así como una invitación a mirar la realidad con los ojos de la fe, a fin de tener en ellos la luz necesaria para superar las divisiones, para fortalecer el diálogo y la solidaridad, para promover el bien, para aliviar los sufrimientos, para llevar consuelo y esperanza para vivir, en el signo de la santidad, esta nueva era de serenidad y de paz.